Permanecen guindando de sus siluetas los recuerdos de oro de esas viejas, se desgastan con el cemento, entre las paredes, entre jinetes que huyen de las muertes certeras, de alguna manera miente y jura perdurar en el tiempo esta tormenta.
Sea de cera y florezca cuando llueva.
Ojala fuera así, ojala pudiera tirar el amor tan lejos, entre pequeños besos perdidos en la cien mi corazón encoje 10 tallas, descubre que el saco que todo el mundo uso, desuso, nunca le agradó, ni le quedó.
Al final del día sabré y lamentaré nunca haber estado entre pasillos, entre sencillos correderos que hablan de vidas pasadas, arañadas, complicadas, asustadas, emocionadas, corren como sombras mientras las paredes las inhalan.